11 de junio de 2009

En el siglo XXI

En el siglo XXI había noche, mañana y madrugada. Había Internet en Guatemala, las sopas y los sapos no se llevaban, y los eclipses de tráfico abundaban. Era por la tarde, cuando anochecía, salían moscas, arañas, insectos y roedores de las entrañas, se colaban en balcones y cielos que los rascaban, y cosa curiosa, los marqueses y reyes no gobernaban.
Vendían joyas a precio de oro, y compraban oro a cualquier precio. El siglo XXI era un siglo agitado, uno no acostumbraba a ir desnudo por la calle, y las diversas razas de políticos, entre timples y guitarras nos hacían la cama.
Compraban petroleo a un precio ridículo, y la televisión lo que pregonaba era el aumento de sus bolsillos. Eran las bolsas un negocio redondo y se comían las matemáticas mezclando los churros con las papas, se trataba de un negocio familiar que siempre prosperaba, que nunca se hundía, que siempre flotaba, que estaba hasta en África, y que al mundo explotaba.
En el siglo XXI eran mayúsculos los problemas y minúsculas las teorías, se manejaban tanto la escopeta como el mando a distancia, y con ese desorden se desenvolvían.
Había hortalizas, legumbres y cosas de la tierra, había ricos y pobres, disputas y enfrentamientos por un trozo de algo que nunca quedó muy claro.
Había comas, acentos, lenguas, rinocerontes, esquimales, y seis mil millones de habitantes que; escuchaban atentos la radio, la tele, el motor del coche, el ruido de las obras, el cantar de los pájaros, y las sirenas de la policía, y hasta soñaban por las noches. Había ladrones comerciales y timadores empresariales, narcotraficantes escurridizos, radicales administrativos, terroristas de estado, e incluso los había que eran todo eso a la vez, y cuando los cogían, no se fugaban de la cárcel, les reducían las penas con, o sin buena conducta.
Saltaban los niños en los trampolines, en las calles, aceras, parques, y dentro de los videojuegos que, eran un sueño, una droga, una realidad paralela, y hasta un mundo de intriga, terror, y novela. Eran las películas muy taquilleras, contaban historias, hechos, verdades, imágenes, y chorradas, que se convertían en una verdadera montaña saliendo del culo de las multinacionales.
En el siglo XXI también se amaba, se querían algunas personas, mientras otras, se odiaban, y muchas custodiaban el fútbol como una religión que tenía tantos adeptos que no se contaban.

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