Amarrado a su trono de cortes

resucita la escarpada cruz

de vuestras creencias.

Designio de todos los vestigios

son los clavos 

de vuestro jesucristo.

Frutos de cáscara humeante

secuestran la sangre

de vuestro vino flamante.

Grúas demoledoras

constructoras de peces gordos;

un firmamento lleno de lo que sea

y una cadena que resucita los clavos

estampados en lo más alto de todos los linajes.

¿son estos largos lazos una monotonía, 

o son la casa de la melancolía y su equipaje?

Una velocidad ausente,

un recreo jubilado,

unas creencias 

insólitas y maleables,

son justicia

para los verbos; 

ver,

adquirir, 

someter,

y mentir.

Quién dormido a su vera

cuenta el alfabeto diestro

para flagelar los sentidos,

que aletargados, simplemente

piden su sitio en este mundo.