10 de junio de 2009

Caramba carambita carambiurí

Ibamos escuchando a los chichos en un seat 127, bajando por la costa Brava, y de repente, antes de salir despedidos en la última curva, recordé que había dejado el congelador abierto y debía estar toda la casa empapada...
El cassetette seguía sonando, incluso después de incendiarse el coche, y comprendimos que perdiamos el cuerpo en aquel momento, pero no así la energía que emanaba de ellos. Ahora soy una parte de la playa, mi cuerpo entarmente calcinado y tres átomos que se salvan; uno que quedó esparcido por el aire mientras caía, otro que se quedó incrustado con un minúsculo grano de arena, y un último que se mezcló con el agua y llegó cuatrocientos años después a donde estría mi casa... caramba carambita carambiurá...

(notas: La canción no es de los chichos, nunca me he montado en un seat 127, pero lo del congelador si que es verdad....)


No hay comentarios:

Publicar un comentario